La idea paradójica de que el tonto puede poseer sabiduría, consigue su mayor desarrollo durante la Edad Media y en el Renacimiento europeo. No es casualidad que esa misma época fuera la de mayor auge en la sociedad del tonto profesional (ver BUFON) o que la cultura popular fuese "carnavalesca", según el término de Mijail Bajtín(ver RISA CARNAVALESCA), y el Estatus particular del loco o tonto del que gozaba en la Edad Media. Eruditos y filósofos cristianos desarrollaron la idea; se plamó en la vida cultural, en la pintura y literatura, así como en el imaginario y en la cultura popular medieval(ideas, leyendas y cuentos).

No es, de hecho, ningún accidente que los tontos de la literatura característicamente recurran a expresiones proverbiales; ya que los proverbios dibujan su fuerza. Además, el desarrollo de la racionalidad, como la civilización en vías de desarrollo, ha parecido traer tanto cargas como ventajas; y más avanzado el desarrollo, más hombres que añoran un estado más temprano, más simple, más natural, han experimentado los gustos de lo incivilizado y lo irracional. El concepto del tonto sabio, en oposición a una sabiduría natural o dada por Dioses frente a una autoadquirida, es el más sofisticado y de mayor alcance de aquellas ideas primitivas con las que el hombre se ha preguntado por sus propias potencialidades y logros.
I
CARACTERÍSTICAS DEL TONTO
Las implicaciones inherentes a la figura del sabio tonto crece de las actitudes que la mayor parte de sociedades ha considerado verdaderos tontos. Los nombres que le han dado sugieren, en sus matices etimológicos, varias características que han sido atribuidos al tonto y al loco: que sea tonto (ταιος, inanis, tonto), necio (ρος, stultus, mentecato, payaso), imbécil (imbécile, dotard), y carente de entendimiento (νοοσ, φρων insipiens); que sea diferente de los hombres normales (idiota); que no articule palabra (Tor) o balbucee incoherentemente (fatuus) y sea dado a la parranda bulliciosa (buffone); que no reconozca los códigos de propiedad (ineptus) y ame burlarse de otros (Narr); que actúe como un niño (νπιος); y que tenga una simplicidad natural e inocencia en el corazón (θης, natural, simplón).

Aunque los locos violentos tuvieron que ser, necesariamente, por lo general retenidos o encarcelados por la sociedad, los tontos inocuos a menudo disfrutaban de especial privilegio. Su impotencia les ha ganado la protección compasiva del más afortunado, como su infantilismo les da a los niños la licencia para ser irresponsables — y a menudo irreverentes- en palabras o acciones. Ya que son dirigidos sólo por sus instintos naturales, el tonto y el niño no son considerados responsables a las reglas de la sociedad civilizada. Ya que mientras los adultos maduros aceptan los códigos de conducta y de creencia, asumiendo que deben “saber más y mejor,” que el tonto, del que no se espera, como del niño, que "sepa" algo. Por esto, a menudo le concedían una libertad considerable.
Quizás más que otra cosa, es el privilegio del hablar impunemente hacía del tonto un ser “todo autorizado”, papel tan atractivo a la imaginación literaria. Además, aunque los tontos se mantienen aparte de la humanidad normal, a veces fueron tratados como objetos del escarnio, pero a veces también hizo que fueran venerados. En la Edad Media, como en ciertas sociedades primitivas, se pensó que estaban bajo la protección especial de Dios, y la posibilidad siempre existía que lo que sonaba a la charla necia era, en realidad, “conocimiento superior”.
INTERPRETACIÓN PSICOLÓGICA
El psicólogo moderno ha tomado, retrospectivamente, el interés especial por la personalidad del tonto; ya que en términos freudianos él encarna la expresión no impedida del ello. Careciendo de cualquier vestigio de un superego, el tonto se rinde desvergonzadamente a sus apetitos corporales y deseos naturales, y él está con regularidad caracterizado por su hambre, sed, lujuria, y obsesión con obscenidades.
Se ha indicado que su misma etimología tiene una sugerencia genital (follis). Sin la personalidad social para enmascarar sus emociones, él es infantil en la completa franqueza de sus respuestas: cuando es feliz, se ríe; cuando está triste, llora. Ya que anda igualmente falto de memoria e incapaz de seguir algo por su conclusión lógica, el pasado y el futuro carecen de sentido para él y felizmente vive en y para el momento. Instruido sólo por sus sentidos y su intuición, busca sólo autosatisfacción, él es el principio de placer personificado. Su enemigo, el superego, representa todas las convenciones y la racionalidad de civilización de la sociedad que él encuentra incomprensible e intolerablemente represiva. Sin embargo podemos decidir que expresa la antítesis-ello vs. superego, corazón contra cabeza, caos contra orden, anarquía contra cultura, naturaleza contra arte, pasión contra razón, placer contra virtud, Carnaval contra Realidad — su lealtad siempre es de modo inconfundible clara y unilateral.
LOCURA Y SOCIEDAD

La sociedad del siglo XVII, en cambio, se convirtió, en relación con la locura, en una sociedad profundamente intolerante, la presencia del loco, en el interior de la familia, en el interior del pueblo, en la sociedad, se volvió literalmente intolerable, era el principio de la organización social, política y estatal de las sociedades capitalistas. El capitalismo se está organizando en el ámbito de los Estados y de las naciones. En una sociedad como ésta, la existencia de una masa de población ociosa llega a ser literalmente imposible e intolerable.
Por primera vez en Occidente se percibe al loco, al tonto, como anomalía o anarquía respecto de la sociedad, como individuo al que hay que excluir. Hasta entonces el loco era un individuo marginal, pero aún estaba incluido en el interior de la sociedad. Para que empiece a ser no sólo marginado, sino excluido materialmente, individualmente, corporalmente de la sociedad, se han necesitado estas nuevas normas de la sociedad capitalista en vías de desarrollo.(Historia de la locura en la época clásica Michel Foucault)
BANQUETE DE TONTOS O FIESTA DE LOCOS

Era la imitación irrisoria de los cantos de la Iglesia. Relacionado con los Saturnales paganos romanos, a pesar de la conversión del Imperio al cristianismo, y de la denuncia de obispos y consejos eclesiásticos siguió celebrándose por la gente en el Kalendas de enero con toda su vieja licencia. La costumbre fue adoptada por los conquistadores bárbaros, España, Francia, Alemania y Gran Bretaña. En el siglo XI el Obispo Burchard de Worms pensó necesario fulminarla por los excesos relacionados con ellas. Como parecía caer en el olvido entre la gente, el mismo le dio el carácter de un festival religioso específico. El banquete de San Stephen (26 diciembre) para los diáconos, el día de San John (27 diciembre) para los sacerdotes, el Día de los Inocentes para los muchachos, y para la Circuncisión de subdiáconos, la Epifanía, o el 11 de enero. El Banquete de Santos Innocentes se hizo un festival regular de niños, en ellos un muchacho, decidido por sus compañeros de escuela de coro, funcionaba solemnemente como obispo o arzobispo, rodeado por los niños del coro mayores como su clero, mientras los canones y otro clero tomaban los asientos más humildes.Al principio no hay pruebas para demostrar que estas celebraciones tuvieran comportamientos especialmente indecorosos; pero en el siglo 12 tal comportamiento se había hecho la regla, así en el Banquete de Tontos estaba en su apogeo: un subdiácono joven era elegido obispo señor del mal gobierno simulando al obispo, ataviado con la insignia episcopal (excepto la mitra) y conducido por sus compañeros al santuario. Una masa fingida empezó, mientras que las lecciones fueron leídos cum farsia, cantaban canciones obscenas y bailaban, comían en el altar pasteles y salchichas, y jugaban a las cartas y dados en él. Por aquél entonces, este carácter ingenuo y burlesco de la celebración sobre las cosas sagradas no sugería desprecio a ellas.

Era una fiesta de la religión invertida, era la contrafiesta, era la fiesta de la contrarreligión, era algo así como los preludios lúdicos de la reforma de Lutero. En cualquier caso, lo interesante es ver que sólo esta fiesta, no bendecida por la Iglesia ni regulada por la religión, estaba precisamente considerada como la fiesta de la locura. Era sentida como la locura que se ponía a reinar en la ciudad en lugar del orden.(Ver RISA CARNAVALESCA)
TONTO NATURAL Y TONTO PROFESIONAL

II
EL SABIO TONTO: SÓCRATES

LA IDEA DEL "TONTO SABIO EN CRISTO"
La cuenta de Sócrates de la ignorancia humana, en la atribución de la sabiduría verdadera sólo al divino, anticipa la reclamación de San Pablo de que la sabiduría de este mundo es estupidez ante Dios (!Sapientia enim hujus mundi, stultitia est apud Deum"I Corintios 1:20; 3:19). Este concepto del Tonto en Cristo, que tiene su exposición mayor en las Cartas a los Corintios, afirma la inutilidad de la sabiduría del mundo en contraste con la sabiduría de los cristianos, que al mundo parece locura. Afirmando que somos tontos por el bien de Cristo, pero somos sabios en Cristo (I Corintios 4:10), se argumenta que “la tontería de Dios es más sabia que los sabiduría de los hombres”(I Corintios 1:25), y cuenta de incrédulos que, "profesándose para ser sabios, se hicieron tontos" (Romanos 1:22). "No deje a ningún hombre engañarse," exhorta; "si algún hombre parece ser sabio en este mundo, déjele hacerse el tonto, que puede ser sabio" (I Corintios 3:18).Cristo Él mismo había ejemplificado esta sabiduría tonta, no sólo cuando como un niño contestó a los doctores en el templo, sino también más tarde cuando confundió en su sabiduría a los escribanos y fariseos. Además, se vio que Su enseñanza era infantil en su simplicidad, "tonta" en sus imaginería casera; y, fue argumentado más tarde, aunque pensemos en ovejas como criaturas tontas, Él era el Cordero de Dios. (VER SANTOS TONTOS)
Esta paradoja teológica del Tonto Sabio en Cristo proporcionó la razón fundamental para las invitaciones posteriore a la sabiduría de la locura, y se mantuvo viva durante toda la Edad Media por escritores como Juan Escoto Erígena, Francisco de Asís, Jacopone da Todi, y Raimundo Lull.
Pero fue en la última Edad Media y en aquel misticismo del norte de la "devotio moderna" enseñado por la comunidad de los Hermanos de la Vida Común en Deventer cuando aparecen dos de los tratamientos cristianos más importantes de la sabiduría del tonto. Ambos casi simultáneamente, hacia la mitad del siglo XV, Tomas de Kempis, en su “Imitación de Cristo“(1418), impulsó una vida cristiana “de la simplicidad santa” en la emulación de Cristo el Tonto, y Nicolás de Cusa (o Cusano), en varias escrituras, puso el trabajo filosófico preliminar para un nuevo concepto de la ignorancia culta. "Docta ignorantia" (1440), “la coincidencia de conocimiento e ignorancia,” en rechazar la teología racional y atribuir a Dios una sabiduría inaccesible para el hombre, plantea preguntas serias sobre la misma posibilidad del conocimiento humano, pero finalmente saca una especie de sabiduría de la antítesis entre la razón absoluta y la lógica irracional. Ya que él afirma, como Sócrates antes y como Montaigne después (aunque ambos en contextos completamente diferentes), el reconocimiento de la ignorancia es una ignorancia instruida, docta.

A lo largo de la Edad Media, en un plano menos teológico — y, es verdad que a menudo menos figura de sabio tonto, brincaron personajes por juegos de carnaval, proverbios, canciones, y libros de bromas que aparecieron por todas partes en Europa. Tyl Eulenspiegel y Marcolf en Alemania, Scogin, Bertoldo (el Marcolf italiano), Robin Goodfellow en Inglaterra, y otros más, aunque a menudo sólo eran bufones groseros y bromistas escandalosos, a veces declaran en sus bromas que ellos son también buques de la sabiduría. En su picardía, ellos son los antepasados directos de los estafadores-tricksters de la literatura posterior — el receptor de piel de conejo Isabelino, Arlecchino, Lazarillo, Simplicius Simplicisimus, Scapin, el sordomudo de Melville, Felix Krull; pero en su sabiduría, ellos muestran las características de todos los tontos. En particular, el legendario Marcolf, fue la representaión del "tonto sabio", de orígenes distantes y oscuros, es una de las manifestaciones primordiales de la sabiduría de la locura. Compañero del Rey Solomon, la misma personificación de sabiduría, él con regularidad mejora al sabio en sus encuentros por medio de su agudeza de la tierra, natural, dispuesta literal.
Al mismo tiempo, había también tontos literarios que eran

IDEA DEL TONTO

III
ERASMO DE ROTTERDAM: ELOGIO A LA LOCURA

En la obra quién habla es la figura de Stultitia, que se entrega su propio elogio.Es la creación tonta del hombre más culto de su tiempo, y en su idiota sabiduría representa el florecimiento máximo de la fusión del pensamiento humanístico italiano con la piedad del norte llamado Humanismo cristiano. Stultitia no sólo resume todas las expresiones más tempranas de la paradoja "sabiduría estúpida", sino también, por su sentido profundo de la humanidad y su ironía polisémica, puede dar nuevas dimensiones al concepto.
Como todos los tontos, el impulso básico de Stultitia es satírico, y su mala fama extendida a lo largo del siglo XVI Europeo fue en gran parte resultado de aquellas partes de su discurso en el que irreverentemente alardea de que todos los principales estados seculares, religiosos e intelectuales del mundo de Renacimiento están bajo el dominio de la estupidez. Ningún hombre, ni su propio autor, se exime de su burla mordaz cuando ella analiza las locuras de la humanidad. No es sólo su catálogo satírico, sino su autodescripción irónica la que tuvo mayor eco. Ya que en la explicación de quién es ella — a la pregunta qué quiere decir ser tonto — ella manifiesta que la tontería no es sólo universal, sino necesaria y hasta deseable a la humanidad, que ser un hombre no es nada además de jugar al tonto, y que reconocer este hecho es la sabiduría más alta.

Stultitia, en el reflejo de esta creencia, surge como el campeón de la naturaleza sobre todas las formas de ley, costumbre o convención, que la naturaleza intenta restringir. Ella es, como lo son intrínsecamente todos los tontos, un enemigo de los Estoicos, que consideran que el bien y la virtud consisten en vivir de acuerdo con la razón, evitando las pasiones. Pero este tonto tiene motivos filosóficos y teológicos para reforzar su amor instintivo del placer. De hecho, ella es uno de los portavoces más tempranos para el renacimiento postmedieval de Epicuro y su modo de vida hedonista. Aunque Stultitia hable en el latín culto decorado con etiquetas griegas,es igualmente desdeñosa de las pretensiones de aprendizaje, entre sofista pedante y metafísica especulativa, extrae la humildad de la ignorancia y el conocimiento simple dibujado de la experiencia y la fe. A través de esto, ella es, como siempre, consciente de los cuidados de la humanidad y de los dolores de la existencia. Se lamenta como Eclesiastés que “El conocimiento creciente aumenta la aflicción” y tristemente como Sófocles que “sin saber nada se permite una vida más feliz”.
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IV
TONTOS Y LOCOS SABIOS EN SHAKESPEARE Y DON QUIJOTE

El concepto de locura "sabia", es la antítesis del concepto de la dignidad de hombre. El sueño optimista del hombre y las posibilidades que asaltan la razón humana tan orgullosamente avanzada por los humanistas del siglo XV no concedieron ninguna sabiduría a la estupidez. Aunque el primer humanista, Petrarca, reclamó la sabiduría de su propia ignorancia, la ignorancia que él profesó no era aquel del tonto. Es en el siglo XVI, cuando la sombra del escepticismo y pesimismo empezó a caer en el pensamiento humanista, el tonto sabio surge como el portavoz de su época. Es exactamente cuando no puede determinar si el hombre es el modelo Divino de animales o la base de la quintaesencia del polvo que Hamlet pone la disposición del tonto y anda en el pasillo leyendo " Elogio de la Locura" de Erasmo.
Ariosto, Skelton, Rabelais, Folengo, Nashe, Hans Sachs, Cornelius Agrippa, Francisco Sanchez, Montaigne, y muchos otros durante el siglo XVI describen la sabiduría de la locura en todos sus matices; el retrato del tonto sabio es dibujado una y otra vez por Brueghel, El Bosco, Massys y Holbein, e innumerables ilustradores menores.

En Inglaterra sobre todo, el tonto sabio encontró su verdadera casa en el drama de Heywood, Marston, Middleton, Dekker, Jonson, y, sobre todo, Shakespeare. Tanto en las comedias como en las tragedias, el tonto sabio shakesperiano tiene su papel espléndido para jugar, del ingenio burlón de Touchstone y Feste a Yorick con el cráneo de calavera y el payaso que lleva a la muerte a Cleopatra - El propio tonto de Lear es sólo el mayor de muchos que, a pesar de su traje variopinto, nos hace llorar debido a la profundidad de su sabiduría. Ni son aquellos los únicos tontos sabios en Shakespeare: entendemos mejor tales personajes por otra parte tan distintos como Falstaff y Antony cuando reconocemos que ellos también manifiestan muchos de los rasgos tradicionales del tonto sabio.
Considerablemente, el último

Mucho tiempo después de que el tonto de Renacimiento saliera de escena, la idea de la sabiduría de la locura ha persistido, de Grimmelshausen a Molière y de Swift al Príncipe Myshkin "El idiota" de Dostoevsky y de Emanuel Quint de Hauptmann a Crazy Jane de Yeats.